Entre mitos y leyendas
por Ariel
Pérez
Ser famoso y conocido es un arma de doble filo, y
cuando esto ocurre, en la mayor parte de las ocasiones, surgen en la
opinión pública los debates, los mitos y las leyendas.
Julio Verne, el famoso autor francés, creador de Los viajes
extraordinarios no quedó exento, como tantos otros tampoco,
de ser cuestionado bajo las más disímiles leyendas y los
más perennes mitos, que comenzaron a surgir desde principios del
siglo pasado. No se pretende con este artículo defender tal o
más cual hipótesis, ni otorgar ni rechazar alguna de
ellas. Simplemente nos limitaremos a exponer las más famosas que
sobre el autor francés han circulado a lo largo de más de
un siglo.
La primera travesura del joven Verne
Esta es la primera gran leyenda que ha circulado sobre
Julio Verne desde hace más de setenta años, y que
aún subiste. En 1928, Marguerite Allote de la Fuÿe
publicó en Francia bajo el título Jules Verne, sa vie,
son oeuvre una de las primeras biografías conocida sobre el
autor galo. En el libro, Marguerite cuenta que a los once años,
Julio, cansado de la disciplina paterna y guiado por sus sueños
y sus ansías de viajar, escapa de casa y se enrola en La
Coralie, un barco con destino a las Indias. Su padre, Pierre,
intercepta al joven fugitivo en una de las escalas del barco,
regresando con él a casa donde lo esperaba su madre, que lo
reprende enérgicamente. De vuelta a casa - continúa
diciendo Marguerite -, Verne le dice a su madre “A partir de este
momento sólo viajaré en sueños”.
Casi todas las biografías escritas
posteriormente repitieron y amplificaron a su manera una y otra vez el
incidente de La Coralie, siendo además este un
antecedente convincente para justificar lo que luego sucedió con
el joven. En los años sesenta - período éste en
que renace el interés literario por la obra del autor
francés - un grupo de investigadores liderados por
Charles-Noël Martin descubrieron que la biografía escrita
por Marguerite contenía muchas leyendas (entre ellas estaba la
de la escapada), la mayoría de las cuales fueron inventadas por
la propia autora, con el objetivo de hacer más vivo y atractivo
el mito sobre la personalidad de Julio Verne. A pesar de estas
incongruencias esta biografía es la mejor que se ha escrito
hasta la fecha, y es citada y usada en cualquier estudio verniano,
hecho éste que contribuye sobremanera a la amplificación
del mito de la escapada en La Coralie.
¿Viajero o sedentario?
Estamos ante uno de los grandes mitos públicos
sobre la vida del escritor francés, que tomó
también su punto de origen en las primeras biografías
publicadas, las cuales se encargaron de amplificar la leyenda de que
Julio escribía todos sus libros sin moverse de su país,
sin haber viajado nunca, dándole a este hecho una
connotación sorprendente y adjudicándole en ocasiones el
apelativo de “el hombre que viajó sin moverse de su
casa”.
Fue poco después que los especialistas
vernianos se encargaron de demostrar cuán lejos estaban de la
realidad estas biografías. Es cierto que Verne nos describe en
muchos de sus libros paisajes de lugares que nunca visitó. Sus
descripciones geográficas, extremadamente minuciosas y exactas,
provenían de toda la literatura científica de la
época a la cual Verne tenía acceso diario. Es por este
medio, por citar un ejemplo, que iniciamos el reconocimiento del
río Orinoco junto a los exploradores venezolanos en su novela
El soberbio Orinoco o que recorremos, paso a paso, junto a
Lindenbrock y su sobrino Axel el camino que los lleva al cráter
del Snaefell en Viaje al centro de la Tierra.
Pero por otra parte hay que apuntar que Verne
sí viajó y mucho. Verne disfrutaba viajar, sobre todo por
mar, y sólo se abstuvo de hacerlo luego de 1886, año en
el cual su sobrino Gaston le disparó a una pierna, luego de
haber recibido su negativa al intentar pedirle dinero, dejándolo
cojo por el resto de su vida. Desde la década del cincuenta,
Verne organizó cruceros de placer y viajó con amigos y
familiares hacia una gran cantidad de lugares, utilizando
principalmente sus yates, que llegaron a ser tres (a los cuales
bautizó como St. Michel en honor a su hijo),
destacándose el St. Michel III, con el cual
efectuó largas travesías a las costas escocesas e
inglesas, inspirándose además en muchos de estos viajes
para escribir algunas de sus novelas.
Verne como profeta y creador de la ciencia
ficción
Sin duda alguna, son estos, los dos mitos más
populares creados sobre la figura del autor francés. Estos dos
temas son tan amplios y hay tanto que discutir que ambos merecen, por
sí solos, ser discutidos con más detenimiento en otro
artículo. Por ahora nos referiremos a los puntos esenciales
planteados por los especialistas en la materia.
En primer lugar, ¿qué entender por
profecía? El Diccionario de la lengua española nos
define como profeta a aquella persona que teniendo un don sobrenatural
puede vaticinar o predecir con antelación las cosas por ocurrir
en un futuro cercano o lejano. Luego, la palabra del profeta se
convierte en profecía. Y es aquí donde cabe preguntarnos,
¿tenía Verne un don sobrenatural que le permitía
describir con antelación las futuras máquinas y los
hechos por venir? Como ocurre casi siempre en estos casos, las
opiniones están divididas. Para unos Verne nació con un
don que le permitió hacer un sinnúmero de predicciones,
siendo ésta la principal característica de todo su ciclo
novelístico. Para otros, Verne basó las ideas para sus
máquinas en el conocimiento científico existente en la
época, desarrollándolas a planos insospechados. Para
argumentar esta afirmación, por ejemplo, diremos que la primera
aparición de un submarino, cuya invención se le ha
achacado a Verne, ocurrió mucho antes de que Julio describiese
este artefacto en su famosa novela Veinte mil leguas de viaje
submarino.
En segundo lugar, ¿qué es la ciencia
ficción? Se define como la fantasía literaria que incluye
un factor científico como componente esencial de la historia. Si
lo analizamos desde este punto de vista hay que llegar a la
conclusión de que varias de las novelas de Julio pertenecen a
esta denominación, pero ¿fue Verne el creador de este
género literario?, ¿fue Verne el padre de este
género? Nuevamente las opiniones están divididas. Para
muchos la existencia casi paralela del escritor norteamericano Herbert
George Wells le pudiera arrebatar al escritor galo el título de
padre de la ciencia ficción, tomando en cuenta que fue Wells
quien llevó, en el siglo anterior, este género a su punto
culminante.
¿Judío o antisemita?
La leyenda del origen judío de Julio Verne
comenzó a circular a principios del siglo XX y
periódicamente fue tomando vigor y ganando credibilidad. El
último impacto sobre este particular se debe a Jules
Verne, libro biográfico escrito por Marc Soriano y publicado
en 1978. ¿Cómo nació la leyenda? Las primeras
biografías - Jules Verne de Jules Claretie (1883), y
Julius Verne und sein Werk de Max Popp (1909) - la mencionan con
más o menos detalles, y cuentan la historia de que un
judío polaco nombrado Olschewitz, refugiado en Francia visitaba
muy a menudo a Julio y lo trataba de convencer de que eran
parientes.
La razón del polaco para manifestarse de esa
forma fue la siguiente: Olschewitz es la versión polaca de la
palabra francesa aulne, que es el nombre de un pequeño
árbol, una clase de arbusto que crece en Europa Central. En
francés antiguo aulne era designado por la palabra
verne, y esta es la razón por la que el judío
manifestaba que ellos debían ser parientes. Verne no le
prestó atención a estas explicaciones, por considerarlas
sin sentido. Pero Olschewitz obtuvo el apoyo de algunos periodistas que
publicaron la historia y la leyenda trascendió hasta nuestros
días.
Paralelamente a estas aseveraciones se ha discutido
durante mucho tiempo por parte de los especialistas vernianos y de sus
lectores sobre la leyenda ligada al antisemitismo de Verne. Para
esgrimir esta teoría se apoyan, por ejemplo, en la forma
denigrante como Verne se refiere a los judíos en su novela
Héctor Servadac. Los partidarios de esta leyenda aseveran
que el escritor francés en general era racista y que en muchas
ocasiones, en varias de sus novelas, se refiere a los negros en forma
despectiva. De la otra parte, los contrarios a esta teoría
manifiestan que Verne sólo se refiere a los judíos en
forma despectiva en la novela antes mencionada, poniendo en evidencia
que luego de esto Verne no volvió a hacer ningún ataque
directo a esta raza en ninguna de sus novelas, ni de sus cartas.
Un escritor de novelas para
adolescentes
El mito de Verne como escritor de novelas para
adolescentes es quizás uno de los más difundidos a escala
mundial. La historia de la producción verniana comenzó
cuando su editor Jules Hetzel, en el prefacio de Aventuras del
capitán Hatteras, escribió con respecto a la naciente
serie de Los viajes extraordinarios: “se trata de
resumir todos los conocimientos geográficos, geológicos,
físicos y astronómicos amasados por la ciencia moderna, y
de rehacer, bajo la forma atrayente y pintoresca que le es propia, la
historia del universo”.
El carácter pedagógico de Los viajes
extraordinarios fue, principalmente, el de formar el
espíritu científico tanto en el lector, como en el
protagonista juvenil. La naciente serie, por tanto, parecía
dedicada a un público principalmente joven. Pero, con el paso
del tiempo Verne maduró y junto con él lo hicieron sus
obras. Aún cuando Julio mantenía, en las obras escritas a
finales del siglo XIX, el gran bagaje pedagógico y
científico con el cual dotó a sus novelas desde el
principio, se ve además un cambio de interés en sus
historias. El Verne de esa época quiere llevar nuevos mensajes
al público, quiere nutrir de nuevas ideas su producción
literaria y es entonces cuando sus textos adquieren un carácter
marcadamente político y pesimista.
Pero ya el encasillamiento y el mito de un Verne que
escribía para los adolescentes había quedado para siempre
en la mente de sus lectores. Raymond Roussel expresó en cierta
ocasión: “Es tan monstruoso hacerles leer Verne a los
niños como el que aprendan las fábulas de la Fontaine,
tan profundas que pocos adultos están aptos para
apreciarlas”. De la misma forma Jean Chesneaux, estudioso de
su obra y autor del libro Une lecture politique de Jules Verne
expresó en una ocasión que la etiqueta “para la
juventud” pudiera haber sido muy bien una “coartada”.
¿Acaso podemos decir que una novela como Los quinientos
millones de la Begún es para la juventud? o que Los
náufragos del Jonathan también lo es. Los
últimos escritos de Verne tienen un carácter más
profundo que los primeros y difieren ostensiblemente en su contenido y
forma. Al análisis de los diferentes períodos en la obra
del escritor se han dedicado cientos de estudios a lo largo de muchos
años, llegando a la conclusión de que los propios adultos
necesitan de varias lecturas de algunos de los textos para llegar a
formarse una idea de su contenido y del mensaje detrás de
él. Por tanto, ¿no sería mejor universalizar a
Verne y decir que es un escritor para todas las edades?
Las visitas del autor a varios
países
Si bien es cierto que primero circuló la
leyenda de que nuestro autor había escrito sus libros y descrito
todos los lugares de sus historias sin haber viajado nunca,
también es cierto que luego con el paso del tiempo fueron
apareciendo reportes de visitas de Julio Verne a diferentes lugares de
Europa y América.
Tomemos como primer ejemplo el rumor surgido a
través de su visita a Italia. En 1884, Verne encabeza una
expedición a través del Mediterráneo a bordo del
St. Michel III, visitando en su recorrido Algeria, Malta, Italia
y otros países. Su visita a Italia en ese año, trajo como
consecuencia el surgimiento de la leyenda de que este había
visitado al papa. Recientemente se ha demostrado que esta leyenda es
falsa.
De acuerdo a algunos biógrafos dos
países de Europa fueron visitados por Verne en el año
1880. En este año, una familia suiza de apellido Muller
vivía en Amiens. Se dice que Verne tenía una estrecha
relación con una de las hijas nacidas de la unión de los
señores Muller. A partir de este momento se corrió el
rumor de que Verne luego había visitado Suiza y había
vivido allí durante tres meses. Luego la familia Muller se
traslado a Rumania, lo que originó una nueva leyenda: la partida
de Julio hacia ese país y su estancia allí durante un
período de tiempo. Recientemente se ha comprobado que Verne no
estuvo ni permanente ni temporalmente en ninguno de estos dos
países.
También se le atribuye a Verne similares
estancias en países americanos tales como Brasil y Chile. En
realidad, la única vez que Verne cruzó el océano
para ir a América fue cuando viajó con rumbo a los
Estados Unidos a bordo del Great Eastern y haciéndose
acompañar de su hermano Paul. Una vez allí tuvo la
posibilidad de visitar las cataratas del Niágara, las cuales
luego fueron descritas por él en alguna de sus novelas. Verne
murió - tal y como lo manifestó en una entrevista - con
el deseo de volver a visitar América, pero lamentablemente
después de los hechos ocurridos con su sobrino, el escritor
francés tuvo que abandonar cualquier proyecto de viaje que
tuviese.
Las inspiraciones místicas de
Julio
En 1984 fue publicado el libro Jules Verne:
initié et initiateur, escrito por Michel Lamy. El autor
trata de demostrar a lo largo de todo el libro la estrecha
vinculación de Verne con sociedades secretas como los Masones y
los Rosacruces. El autor, que había escrito con anterioridad
varios libros dedicados a este tema trata de demostrar que Verne era
masón y que Las indias negras es una obra
iniciática. Lamy también sugiere en su libro que Julio
debía haber conocido de la existencia de estas sociedades por
las referencias de su amigo Macé o por las de su editor Hetzel
quienes eran masones.
Similar tesis es sostenida por Charles-Noël
Martin, uno de los más connotados especialistas vernianos, quien
habla de posibles alusiones a ritos o símbolos masónicos
en algunas de las obras de Verne como, por ejemplo, en la pieza teatral
Castillos en California. Según el destacado investigador
alemán Volker Dehs, no existen pruebas de que Verne haya sido
masón. Apunta además que Simone Vierne, una de las
más activas investigadoras vernianas, ha realizado varias
investigaciones con autoridades “iniciadas” de nuestros
días y éstas no han demostrado, ni creen en la
pertenencia del autor galo a estas sociedades.
Por el momento, la hipótesis de la pertenencia
o no de Verne a estas sociedades queda en un compás de espera,
debido a que aún no se ha emitido un juicio lo suficientemente
claro que rechace o confirme esta afirmación. Mientras llegue el
momento de conocer la realidad, la teoría de la pertenencia de
Verne a sociedades secretas seguirá siendo otra de las tantas
leyendas.
Las interpretaciones de Lottman
La publicación en París hace unos
años de una nueva biografía sobre Verne ha dejado en el
aire nuevas leyendas e interpretaciones sobre la vida del
francés. Herbert Lottman, el autor del libro, nos hace
partícipe de temas tales como: su avaricia monetaria, la
manifestación de sus cualidades homosexuales y la posibilidad de
un Verne pederasta. Estas atrevidas interpretaciones han provocado en
los habituales lectores de la obra de Julio Verne un profundo
rechazo.
Mientras que Lottman argumenta con ejemplos la
avaricia de Verne, los detractores del libro plantean que Verne al
contrario de ser avaricioso sufría constantemente el abuso y la
explotación monetarios de parte de su editor Hetzel, quien no le
retribuía con la cantidad que realmente debía ganar por
la publicación de sus obras. Por otra parte, Lottman explica la
homosexualidad de Verne basado en sus sospechas con respecto a la
relación de Julio con su amigo Aristide Briand y las largas
excursiones en solitario por mar junto a su amigo, el músico
Aristide Hignard. Justo es señalar que con anterioridad ya
existían referencias con respecto a la homosexualidad de Verne,
ya que este tema había sido mencionado algunos años antes
por Marc Soriano en una de sus biografías. Soriano además
cargó su libro de largas explicaciones sobre las alusiones
sexuales presentes en la obra del escritor francés,
convirtiéndose así en el campeón y gran defensor
de la teoría de la homosexualidad de Verne.
Conclusión
La cantidad de períodos oscuros en la vida de
Julio Verne, es decir la ausencia de cartas y de pistas que permitan
conocer donde estuvo durante semanas enteras e incluso meses, hacen
mucho más fácil la invención de nuevas leyendas y
la creación de nuevos mitos sobre su vida. La fértil
imaginación de muchas personas alrededor del mundo ha permitido
que se hayan lanzado y que se continúen lanzando cada cierto
tiempo nuevas historias como una aparecida recientemente en un
periódico, donde un columnista afirmaba que Verne había
dejado en su testamento una cláusula donde decidía dejar
una cierta cantidad de dinero al primer hombre que pisase la Luna. Y
todavía los lectores se estarán preguntando,
¿cuánto dinero le habrán dado a Neil
Armstrong?
Bibliografía consultada
- Mensajes del foro internacional Julio Verne
disponibles en el sitio de Zvi
Har’El.
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