I |
De como es inútil buscar, aun en los mejores
mapas, la pequeña población de Quiquendone |
II |
En el que el burgomaestre van Tricasse y el consejero Niklausse se
entretienen con los asuntos de la villa |
III |
Donde el comisario Passauf hace una entrada tan ruidosa como
inesperada |
IV |
Donde el doctor Ox se revela como fisiólogo de primer orden
y audaz experimentador |
V |
Donde el burgomaestre y el consejero van a hacer una visita al
doctor Ox, y lo que sigue |
VI |
En donde Frantz Niklausse y Suzel van Tricasse forman algunos
proyectos para el porvenir |
VII |
Donde los andante se convierten en allegro, y los
allegro en vivace |
VIII |
En que el antiguo y solemne vals alemán se vuelve
torbellino |
IX |
Donde el doctor Ox y su ayudante Igeno cruzan algunas palabras |
X |
En el cual se verá; que la epidemia invade la
población entera y el efecto que produce |
XI |
Donde los quiquendonenses toman una resolución
heróica |
XII |
En el cual el ayudante Igeno emite una opinión razonable que
el doctor Ox rechaza con viveza |
XIII |
Donde se prueba una vez más que desde un lugar elevado se
dominan todas las pequeñeces humanas |
XIV |
Donde las cosas han llegado a tal extremo que los habitantes de
Quiquendone, los lectores y hasta el autor, reclaman un desenlace
inmediato |
XV |
Donde estalla el desenlace |
XVI |
Donde el lector inteligente ve que todo lo había acertado a
pesar de las precauciones del autor |
XVII |
Donde se explica la teoría del doctor Ox |