I |
Donde el lector se encontrará la ocasión
de comprar, si lo desea, una isla en el océano
Pacífico |
II |
De cómo William W. Kolderup, de San Francisco,
riñó con J. R. Taskinar, de Stockton |
III |
De cómo tuvo lugar la conversación de Phina Hollaney
y Godfrey Morgan, con acompañamiento de piano |
IV |
Donde se presenta a los lectores como es debido a T. Artelett,
más conocido por Tartelett |
V |
A cuyo principio se hacen los preparativos de partida, y a su final
se emprende el viaje |
VI |
Donde el lector conoce a un nuevo personaje |
VII |
Donde se verá que William W. Kolderup no se equivocó
al hacer asegurar su buque |
VIII |
Que conduce a Godfrey a amargas reflexiones sobre la manía
de los viajes |
IX |
Donde se demuestra que no es todo color de rosa en el oficio de
Robinson |
X |
Donde Godfrey hace lo que cualquier otro náufrgao hubiera
hecho en circunstancias parecidas |
XI |
Donde se resuelve el problema del alojamiento del mejor modo
posible |
XII |
Que termina en el momento más oportuno con un soberbio y
feliz rayo |
XIII |
En el que Godfrey ve de nuevo elevarse una ligera humareda en otro
punto de la isla |
XIV |
Donde Godfrey encuentra algo que pudiera ser resto del
naufragio |
XV |
Donde acontece lo que, por lo menos, una vez en la vida suele
acontecer a todo Robinson, sea verdadero o imaginario |
XVI |
En el que se produce un incidente que no sorprenderá a los
lectores |
XVII |
Donde el fusil del profesor Tartelett hace maravillas |
XVIII |
Que trata de la educación moral y física de un simple
indígena del Pacífico |
XIX |
En el que la situación, ya gravemente comprometida, se
complica más y más |
XX |
Donde Tartelett repite en todos los tonos que quiere a todo trance
marcharse de la isla |
XXI |
Que termina por una reflexión absolutamente de
Carefinotu |
XXII |
Donde se explica totalmente lo que hasta esos momentos había
parecido inexplicable en absoluto |