Las aventuras de un capitán
español por Ariel
Pérez
(Introducción a la traducción española de San
Carlos)
San Carlos es el segundo de los textos
inéditos en español que ve la luz en menos de dos meses,
luego de la aparición de El matrimonio del señor
Anselmo de los Tilos que fue publicada en este mismo sitio.
Y no les miento si les digo que estamos en presencia
de una singular historia. En primer lugar, por el hecho de que Verne le
haya dado protagonismo en una de sus historias a un hombre de
nacionalidad española. Mucho se ha dicho y comentado sobre la
nacionalidad que Verne solía dar a sus héroes, y estos
comentarios son tan variados, que algunos lo acusan de racista, otros
de chovinista. Lo cierto es que si bien Verne disfrutaba y
prefería darle nacionalidad inglesa, escocesa o francesa a sus
personajes, son contadas las historias donde Verne inserta algún
personaje de nacionalidad española. Las escasas alusiones o
presentaciones de la península ibérica y de sus
habitantes se remontan a los andaluces de Héctor
Servadac, la escala que los personajes principales de la novela
hacen en las Baleares en Clovis Dardentor, los españoles
de Un drama en México y el personaje principal del cuento
Gilbraltar.
En el capítulo XII de su novela De la Tierra
a la Luna, en el cual se habla de las donaciones monetarias hechas
por varios países con el propósito de apoyar la
arriesgada empresa del Gun Club, Verne escribe: “Respecto
a España, no pudo reunir más que ciento diez reales. Dio
por excusa de su mezquindad que tenía que concluir sus caminos
de hierro. La verdad es que la ciencia en aquel país no
está muy considerada. España se encuentra aún algo
atrasada. Y, además, ciertos españoles, y no de los menos
instruidos, no sabían darse cuenta exacta del peso del
proyectil, comparado con el de la Luna, y temían que la sacase
de su órbita; que la turbase en sus funciones de satélite
y provocase su caída sobre la superficie del globo
terráqueo. Por lo que pudiera suceder, lo mejor era abstenerse.
Así se hizo, salvo unos cuantos realejos”.
Evidentemente Verne no se complacía tanto en
hablar de personajes españoles como sí de hombres de
otras nacionalidades. Sin embargo, en San Carlos, Verne sitúa a
un español -aun cuando es un contrabandista- como personaje
principal de una historia que tiene un argumento muy sencillo: una
banda de contrabandistas liderada por un hombre inteligente se gana el
sustento a través del comercio ilegal. La banda de este hombre,
que no es otro que el capitán San Carlos, es perseguida por un
grupo de carabineros franceses que tratan de darle alcance para
así poder capturar al fraudulento capitán y frustrar sus
negocios.
La otra parte llamativa e interesante de la historia
radica en el modo en que estos contrabandistas logran deshacerse de sus
perseguidores, en una escena que transcurre ya al final de la historia.
Debido a un ingenioso método, el cual no adelantaremos, Verne
nos describe la huida de la banda, dando muestras, desde entonces, de
su gran inventiva para resolver situaciones de peligro, como luego nos
mostraría en toda su serie de Los Viajes Extraordinarios,
donde la tecnología y la invención del hombre siempre
vendrían en su auxilio en los momentos más
críticos.
Solo resta comentar que los bibliógrafos de
Verne ubican la escritura de este texto en el año 1865, poco
después de terminar de escribir su novela De la Tierra a la a
Luna y Los forzadores de bloqueos, un cuento. Las numerosas
correcciones apreciadas en el manuscrito, hacen pensar que Verne
tenía pensado presentar esta historia ante Hetzel sin muchas
dilaciones. Por tanto, resulta extraño que la historia no haya
sido publicada hasta más de un siglo después. Al decir de
los expertos en la obra verniana, esto pudiera explicarlo el hecho de
que ya en ese propio año había aparecido en la revista
Musée des familles la historia Los forzadores de
bloqueos que también trataba el tema del contrabando.
Aparentemente los editores de la revista no querían agobiar a
sus lectores con la publicación de dos historias de similar
corte en un mismo año.
Este texto permaneció, por tanto,
inédito hasta el año 1991, cuando fue publicado, junto a
otros cinco textos inéditos, en el libro San Carlos et autres
récits inédits (San Carlos y otros cuentos
inéditos) publicado por Le cherche midi éditeur en
París. Tal y como señala Christian Robin en su
introducción, Verne procedió a hacer algunas
modificaciones en la ortografía de ciertos toponímicos,
lo que resulta algo poco común en sus escritos donde siempre
respetaba fielmente todos los nombres y lugares geográficos. Ya
fuese por la rapidez de la transcripción o quizás por la
voluntad de desorientar al lector, Verne escribe Catarave en lugar de
Catarrabes. Los lagos de Arastille en el relato parecen ser los lagos
de Aratille, y el pico de Estour parece ser una alteración del
pico de Estom.
Sin más preámbulos disfruten, pues, de
este texto donde Verne nos da a conocer las aventuras de un
capitán español a través de una historia de
contrabando.

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