La familia Ratón
Capítulo XVII
He aquí, queridos niños, el desenlace de
este cuento. La familia Ratón ya nada tiene que temer para lo
sucesivo ni de Gardafur, estrangulado por el príncipe Kissador,
ni del príncipe Kissador.
Se deduce, pues, de aquí que van a ser muy
felices y a gozar, como suele decirse, de una felicidad sin nubes.
Por lo demás, el hada Firmenta siente por ellos
verdadero afecto, y no habrá de escatimarles sus beneficios.
Tan sólo el primo Raté tiene cierto
derecho a quejarse, toda vez que no ha llegado a una metamorfosis
completa. No puede, en manera alguna, resignarse, y aquel rabo de asno
causa su desesperación. En vano trata de disimularlo.
¡Siempre se le descubre!
Por lo que hace al sensato Ratón, será
ratón toda su vida, a despecho de la duquesa Ratona, que le
reprocha sin cesar su descortés negativa a elevarse hasta el
rango de los humanos. Y cuando la enojada gran dama le abruma demasiado
con sus recriminaciones, se contenta con replicarla, aplicándole
la frase del fabulista:
-¡Ah, mujeres, mujeres, hermosas cabezas a
veces, pero seso..., ni chispa!
Por lo que hace al príncipe Ratín y a la
princesa Ratina, fueron muy felices y tuvieron muchos hijos.
Así es como acaban ordinariamente los cuentos
de hadas, y yo me atengo a esta manera de terminar, que es la
buena.

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