De la Tierra a la Luna
Capítulo IV Respuesta del
observatorio de Cambridge
Sin embargo, Barbicane no perdió un solo
instante en medio de las ovaciones de que era objeto. Lo primero que
hizo fue reunir a sus colegas en el salón de conferencias del
Gun-Club, donde después de una concienzuda discusión, se
convino en consultar a los astrónomos sobre la parte
astronómica de la empresa. Conocida la respuesta, se
debían discutir los medios mecánicos, no descuidando ni
to más insignificante para asegurar el buen éxito de tan
grande experimento.
Se redactó, pues, y se dirigió al
observatorio de Cambridge, en el estado de Massachusetts, una nota muy
precisa que contenía preguntas especiales. La ciudad de
Cambridge, en la que se fundó la primera Universidad de los
Estados Unidos, es justamente célebre por su observatorio
astronómico. Allí se encuentran reunidos sabios del mayor
mérito, y allí funciona el poderoso anteojo que
permitió a Bond descomponer en estrellas la nebulosas de
Andrómeda, y a Clarke descubrir el satélite de Sirio.
Aquel establecimiento célebre tenía, por consiguiente,
adquiridos muchos títulos honrosos que justificaban la consulta
del Gun-Club.
Dos días después, la respuesta, tan
impacientemente esperada, llegó a manos del presidente
Barbicane.
Estaba concebida en los siguientes
términos:
El director del observatorio de Cambridge al
presidente del Gun-Club en Baltimore
"Cambridge, 7 de octubre
Al recibir su atenta comunciación del 6 del
corriente, dirigida al observatorio de Cambridge en nombre de los
miembros del Gun-Club de Baltimore, nuestra junta directiva se ha
reunido en el acto y ha resuelto responder lo que sigue:
Las preguntas que se le dirigen son:
1ª ¿Es posible enviar un proyectil a la
Luna?
2ª ¿Cuál es la distancia exacta que
separa a la Tierra de su satélite?
3ª ¿Cuál será la
duración del viaje del proyectil, dándole una velocidad
inicial suficiente y, por consi-guiente, en qué momento preciso
deberá dispararse para que encuentre a la Luna en un punto
determinado?
4ª ¿En qué momento preciso se
presentará la Luna en la posición más favorable
para que la alcance el proyectil?
5ª ¿A qué punto del cielo se
deberá dirigir la puntería del cañón
destinado a lanzar el proyectil?
6ª ¿Qué sitio ocupará la
Luna en el cielo en el momento de partir el proyectil?
Contestación a la primera pregunta: ¿Es
posible enviar un proyectil a la Luna?
Sí, es posible enviar un proyectil a la Luna,
siempre que se consiga dar a este proyectil una velocidad inicial de
doce mil yardas por segundo. El cálculo demuestra que esta
velocidad es suficiente. A medida que se aleja de la Tierra, la
acción del peso disminuirá en razón inversa del
cuadrado de las distancias, es decir, que para una distancia tres veces
mayor esta acción será nueve veces menos fuerte. En
consecuencia, el peso de la bala disminuirá rápidamente,
y se anulará completamente en el momento de quedar equilibrada
la atracción de la Luna con la de la Tierra, es decir, a los
47/52 del recorrido total. En ese momento el proyectil no tendrá
peso alguno, y si salva aquel punto, caerá sobre la Luna por el
solo efecto de la atracción lunar. La posibilidad teórica
del experimento queda, pues, absolutamente demostrada, dependiendo
únicamente su éxito de la potencia de la máquina
empleada.
A la segunda pregunta: ¿Cuál es la
distancia exacta que separa a la Tierra de su satélite?
La Luna no describe alrededor de la Tierra una
circunferencia, sino una elipse, de la cual nuestro globo ocupa uno de
los focos, y, por consiguiente la Luna se encuentra a veces más
cerca y a veces más lejos de la Tierra, o hablando en
términos técnicos, a veces en su apogeo y a veces en su
perigeo. La diferencia en el espacio entre su mayor y menor distancia
es bastante considerable para que se le deba tener en cuenta. La Luna
en su apogeo se halla a doscientas cuarenta y siete mil quinientas
cincuenta y dos millas (noventa y nueve mil seiscientos cuarenta leguas
de cuatro kilómetros), y en su perigeo, a doscientas dieciocho
mil ochocientas noventa y cinco millas (ochenta y ocho mil diez
leguas), lo que da una diferencia de veintiocho mil seiscientas
cincuenta y siete mil millas (once mil seiscientas treinta leguas), que
son más de una novena parte del trayecto que el proyectil ha de
recorrer. La distancia perigea de la Luna, es, pues, la que debe servir
de base a los cálculos.
A la tercera pregunta: ¿Cuál será
la duración del viaje del proyectil, dándole una
velocidad inicial suficiente y, por consiguiente, en qué momento
preciso se deberá disparar para que encuentre a la Luna en un
punto determinado?
Si el proyectil conservase indefinidamente la
velocidad inicial de doce mil yardas por segundo no tardaría
más que unas nueve horas en llegar a su destino; pero como esta
velocidad inicial va disminuyendo progresivamente, resulta por un
cálculo riguroso, que el proyectil tardará trescientos
mil segundos, o sea ochenta y tres horas y veinte minutos en alcanzar
el punto en que se hallan equilibradas las atracciones terrestres y
lunares, y desde dicho punto caerá sobre la Luna en cincuenta
mil segundos, o sea trece horas, cincuenta y tres minutos y veinte
segundos. Convendrá, pues, dispararlo noventa y siete horas,
trece minutos y veinte segundos antes de la llegada de la Luna al punto
a que se haya dirigido el disparo.
A la cuarta pregunta: ¿En qué momento
preciso se presentará la Luna en la posición más
favorable para que la alcance el proyectil?
Después de lo que se ha dicho, es evidente que
debe escogerse la época en que se halle la Luna en su perigeo, y
al mismo tiempo el momento en que pase por el cenit1, to que disminuirá el
trayecto en una distancia igual al radio terrestre o sea tres mil
novecientas diecinueve millas, de manera que el trayecto definitivo
será de doscientas catorce mil novecientas sesenta y seis millas
(ochenta y seis mil cuatrocientas diez leguas). Pero si bien la Luna
pasa todos los meses por su perigeo, no siempre en aquel momento se
encuentra en su cenit. No se presenta en estas dos condiciones sino a
muy largos intervalos. Será, pues, preciso aguardar la
coincidencia del paso al perigeo y al cenit. Por una feliz
circunstancia, el 4 de diciembre del año próximo la Luna
ofrecerá estas dos condiciones: a las doce de la noche se
hallará en su perigeo, es decir, a la menor distancia de la
Tierra, y, al mismo tiempo, pasará por el cenit.
A la quinta pregunta: ¿A qué
púnto del cielo se deberá dirigir la puntería del
cañón destinado a lanzar el proyectil?
Admitidas las observaciones precedentes, el
cañón deberá apuntarse al cenit del lugar en que
se haga el experimento, de manera que el tiro sea perpendicular al
plano del horizonte, y así el proyectil se librará
más pronto de los efectos de la atracción terrestre. Pero
para que la Luna suba al cenit de un sitio, preciso es que la latitud
de este sitio no sea más alta que la declinación del
astro, o, en otros términos, que el sitio no se halle
comprendido entre los cero y veintiocho grados de latitud norte o
sur2. En cualquier otro
punto, el tiro tendría que ser necesariamente oblicuo, lo que
contraría el buen resultado del experimento.
A la sexta pregunta: ¿Qué sitio
ocupará la Luna en el cielo en el momento de partir el
proyectil?
En el acto de lanzar la bala al espacio, la Luna, que
avanza diariamente trece grados, diez minutos y treinta y cinco
segundos, deberá encontrarse alejada del punto cenital cuatro
veces esta distancia, o sea cincuenta y dos grados, cuarenta y dos
minutos y veinte segundos, espacio que corresponde al trayecto que ella
recorrerá mientras dure el avance del proyectil. Pero como es
preciso tener también en cuenta el desvío que hará
sufrir a la bala el movimiento de rotación de la Tierra, y como
la bala no llegará a la Luna sino después de haber
sufrido una desviación igual a dieciséis radios
terrestres, los cuales, contados en la órbita de la Luna, son
unos once grados, deberán sumarse estos once grados a los
computados para el avance de la Luna del que ya hemos hecho
mención, lo que arroja un total de sesenta y cuatro grados.
Así, pues, en el momento del tiro, el rayo visual dirigido a la
Luna formará con la vertical del sitio del experimento un
ángulo de 64°.
Tales son las respuestas que da el observatorio de
Cambridge a las preguntas de los miembros del Gun-Club.
Resumiendo:
1. El cañón deberá colocarse en
un país situado entre los cero y veintiocho grados de latitud
norte o sur.
2. Deberá apuntar al cenit del sitio del
experimento.
3. El proyectil deberá estar dotado de una
velocidad inicial de doce mil yardas por segundo.
4. Deberá hacerse el disparo el día
primero de diciembre del año próximo a las once menos
trece minutos y veinte segundos.
5. Encontrará a la Luna cuatro días
después de su partida, el día cuatro de diciembre, a las
doce en punto de la noche en el momento de pasar aquella por el
cenit.
Los miembros del Gun-Club deben, por tanto, emprender
sin pérdida de tiempo los trabajos necesarios para la
realización de su empresa y hallarse prestos a actuar en el
momento señalado, pues, porque si dejan pasar el día
cuatro de diciembre, no hallarán la Luna en las mismas
condiciones de perigeo y de cenit hasta que hayan transcurrido
dieciocho años y once días.
El observatorio de Cambridge se pone enteramente a
disposición del Gun-Club para todo cuanto concierna a
astronomía teórica, y se suma por la presente a las
felicitaciones que la América entera le ha enviado.
Por el obseravtorio,
J. BELFAST
Director del observatorio de Cambridge.

1. El cenit es el punto
del cielo situado verticalmente sobre la cabeza de un
observador..
2. No hay, en efecto, más que las
regiones del globo comprendidas entre el ecuador y el paralelo
veintiocho en que la elevación de la Luna llega al cenit.
Más allá de veintiocho grados, la Luna se acerca tanto
menos al cenit cuanto más avanza hacia los polos.
Subir
|